sábado, 17 de noviembre de 2007

RicardO ArjOna==== "COmO Estudiante"



Edgar Ricardo fue a la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC. En 1984 se inscribió en la Escuela de Ciencias de la Comunicación, que en ese entonces funcionaba donde hoy está la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media (EFPEM), para especializarse en Publicidad. Según consta en los archivos de dicha institución, el carné estudiantil que lo identificaba era el de número 8417690. En la USAC empezó varias carreras, sin poder decidirse por una, como es normal en muchos jóvenes. Entre ellas destacaron Arquitectura, Ingeniería en Sistemas y algunas otras. Finalmente, terminó la carrera de Ciencias de la Comunicación. De acuerdo a un reportaje del periodista del periódico guatemalteco Prensa Libre, Francisco Mauricio Martínez, Edgar Ricardo "se distinguía del grupo por su cabello largo, 1.92 m de estatura y porque en los períodos libres acostumbraba tomar su guitarra y cantar, casi siempre, sus propias canciones. Ya por ese tiempo sus amigos escuchaban en forma exclusiva 'Déjame decir que te amo'".

Estamos refiriéndonos a la época universitaria de 1984-1986.

En las palabras de Martínez: "nadie creía que ese muchacho “flaquito” llegaría tan lejos con su música. El único que quizás lo intuía era el mismo Arjona, quien, según cuentan sus amigos era un hombre que se tenía mucha fe y estaba convencido de sus facultades artísticas".

Norma De León era compañera de estudios de aquel entonces y recuerda que Edgar Ricardo “tenía metas bien definidas, era perseverante y lleno de convicción”. Pero su perseverancia no estaba en los estudios. Norma es una ex-modelo; fue primera finalista del certamen Miss Guatemala 1986, celebrado en el Gran Centro Cultura Miguel Ángel Asturias, y Edgar Ricardo amenizó la velada.

Por otra parte, Fredy Morales fue su profesor de Redacción Publicitaria, en 1986, y cuenta que en el acta de notas de ese curso, está asentado que Edgar Ricardo solamente acumuló 17 puntos de zona, de 60 posibles, por lo cual no tuvo derecho a examen final y agrega: “Creo que pensaba más en la música y el deporte que en los estudios”. No hay duda de que Edgar Ricardo era un joven enamorado y su mente estaba puesta en la pelota de baloncesto.

El periodista Martínez sigue: "No había duda de que su obsesión por triunfar en la música lo absorbía. Sus colegas afirman que con frecuencia, en los períodos libres o al finalizar las clases, se quedaba en el salón o la biblioteca, y les decía: “Vengan... cierren la puerta y oigan”, y enseguida interpretaba sus composiciones. 'Déjame decir que te amo', 'S.O.S. Rescátame', 'No renunciaré' y 'Jesús verbo no sustantivo' fueron algunas piezas que sus compañeros y amigos de la U tuvieron el privilegio de escuchar en primicia".

LAS INÉDITAS QUE MUY POCOS HAN ESCUCHADO
Martínez: "La capacidad creadora de este “escritor de historias”, como es conocido actualmente, era inagotable. Por eso, a sus amigos les resulta fácil traer al presente algunas canciones que únicamente quedaron grabadas en los recuerdos de esa época estudiantil. Stuardo Samayoa aún evoca letras como 'La almohada', 'Se ha ido el amor' y una que compuso para la USAC, que se llamaba 'Es tiempo para ser mejores'. Arjona tenía por costumbre, después de cantar, preguntarle a sus amigos: ¿Qué les parece?, y muchas veces le contestaban: “Se oye feo”, pero lo hacían en son de broma".

LAS PRIMERAS NOTAS DE "JESÚS VERBO NO SUSTANTIVO"
El reportaje de Prensa Libre nos revela que "para el artista cualquier sitio era bueno para interpretar su música, pero aparte de su casa y la universidad, también tenía otros dos puntos donde daba rienda suelta a sus inquietudes. Uno de ellos fue tercer piso del edificio 6 de Nimajuyú, en la zona 21, donde vivía César Soto (el mago César), quien cuenta que en este apartamento se atrincheraba el grupo para festejar cumpleaños, despedidas, preparar un trabajo de algún curso o 'hasta para celebrar el día del lápiz'". Lo de celebrar 'el día del lápiz', quizá se refiera a la expresión guatemalteca "sacarle punta al lápiz", que no es otra cosa que 'no hacer absolutamente nada (cuando se trata de trabajo)'.

En la zona 21 de la capital de Guatemala fue donde Norma, compañera de estudios de Edgar Ricardo, escuchó por primera vez el tema "Jesús verbo no sustantivo", entre 1984 y 1985. Tampoco olvida que otro punto de reunión era el garaje de su casa, en la colonia Venezuela, zona 21, donde escuchó una canción que se llamaba "Monotonía", que también se incluye en el disco "Déjame decir que te amo".

En las palabras de Norma: "Siempre supe que era un gran artista, pero nunca imaginé que llegaría a ser un fenómeno". El día cuando DIDECA le entregó el primer acetato (disco de 45rpm) que contenía la canción del venezolano "No renunciaré" fue uno de los más emotivos que vivió. Jorge de León, a quien le apodaban “Frijolón”, cuenta que esa tarde el cantante le pidió que saliera del aula (de la USAC), y lo llevó donde tenía parqueado su carro Saab color fucsia, y muy emocionado le mostró el disco. “Sos el primero en verlo”, le confío Edgar Ricardo. “Qué buena onda”, le contestó Jorge.

Según lo que logró investigar el periodista Martínez, "el color de aquel vehículo era motivo de bromas y sarcasmos de algunos amigos y compañeros, e incluso originó que al automotor le pusieran algunos sobrenombres como el Pink o Topsymóvil. “Le decíamos así porque el color era similar al de los carritos de los helados”, comenta Lenin Fernández, amigo del cantante y ex bateriísta de Alux Nahual. Para viajar a México, ese fue uno de los primeros objetos que vendió, para tener algunos recursos".

Sigue el diario de Guatemala que "las jornadas del ahora famoso cantante eran muy extensas. El día lo iniciaba en las aulas de la escuela Oficial Urbana Santa Elena III, zona 18, donde ejercía como maestro. Una de las actividades que más cuenta Arjona fue cuando se le ocurrió abrirle un agujero a una tabla, y ahí debían meter la cabeza la directora y los maestros. Luego los padres de familia e invitados podían comprar globos llenos de agua y lanzarlos a la cabeza de los mentores.

Al salir de su jornada, acostumbraba dedicar algunas horas al deporte. Unos días era el basquetbol y otros el culturismo. Stuardo Samayoa, quien en esos años daba clases en el colegio Penzzotti, ubicado en la avenida Bolívar, cuenta que se reunían a mediodía, y se iban a la Federación de Pesas, donde se ejercitaban por dos horas. Luego se dirigían a la USAC, en donde, regularmente, llegaban una hora antes del inicio de las clases. “Ese tiempo se aprovechaba para ver patojas o cantar”, dice el mago César". En Guatemala "patojas" son 'muchachas'.

RICARDO ARJONA Y EL TEATRO
Y es que todo lo que hacía Edgar Ricardo parecía estar encaminado a forjarse un futuro exitoso, ya que siempre manifestó interés por las artes escénicas. Por eso no era raro que acompañara a Samayoa a sus prácticas de teatro en el Gadem, con los maestros Ricardo Mendizábal, Dick Smith y Rubén Morales Monroy. Incluso, prepararon algunas escenas para el proyecto de una telenovela que nunca se efectuó.

En la USAC, sus jornadas se extendían, algunas veces, hasta casi las 10 de la noche, debido a que además de quedarse cantando y componiendo, también era normal que jugara ping-pong en el local de la Asociación de Estudiantes de la Escuela. En ese lugar también había una guitarra, de la cual se apropiaba de inmediato.

El transporte no era problema, menos para él, a esa hora, pues el grupo de amigos se apoyaba entre sí dándose “jalón”, como decimos en Guatemala, o "aventón", 'levantar el dedo para pedir transporte'. En el caso del ahora cantautor, la privilegiada en darle un "aventón" era la periodista Ana Fresse, quien debido al lugar donde vivía, zona 2, lo pasaba a traer o a dejar por la calle Martí. Y si no se podía, no había inconveniente, porque los microbuses urbanos eran la solución. “Vivíamos a puro ruletero”, dice Samayoa. Los "ruleteros", en Guatemala (todavía existen), son una especie de microbuses, con capacidad para unas 20 personas, pero que les caben unas 50 personas en la vida real.

El periodista F. M. Martínez escribe que "para Stuardo Samayoa, el mayor reto del grupo, del cual también formaba parte su ahora esposa, Lety Mauricio, era aprender a ser felices. “Llevábamos una vida muy sencilla. Casi todo el día nos lo pasábamos en la calle a puro ruletero, y cuando entrábamos a un restaurante, pasábamos horas y horas contando chistes, ya que Ricardo y yo éramos buenos para esto”, recuerda".

Edgar Ricardo, "el fregón" (bromista, 'el que fastidia')
Prensa Libre: "Cuando se le pregunta a cualesquiera de sus amigos cómo era, lo primero que dicen es: “Era bien fregón, bromista, y utilizaba mucho el sarcasmo”. A raíz de esto, todos tienen alguna anécdota qué contar".

La periodista Ana Fresse cuenta que siempre recordará que Edgar Ricardo muchas veces le escondía su Colt Galant, debido a que el cantante llevaba el Colt Lancer color café de don Ricardo (su padre) y la llave de éste le hacía al suyo, lo cual aprovechaba para llevarlo a otro lado del parqueo.

La periodista recuerda que en una oportunidad, al terminar las clases, a eso de las 20:30 horas, (Fresse) se dirigió a donde había dejado su vehículo, y al llegar no lo encontró. Lo primero que se le vino a la mente fue que se trataba de otra broma de Edgar Ricardo, quien la acompañaba, por lo que el dedo acusador fue contra el intérprete de "No renunciaré". “No me muevo de aquí hasta que no me traigas mi carro”, le sentenció Ana. Pero Edgar Ricardo le juraba que no había sido él. “Cuando ya eran casi las 10 de la noche, le creí. Lo bueno es que no me abandonó”, añade la periodista. Esa noche de verdad le habían robado el carro, aunque apareció uno o dos días después.

Era usual que el Flaco con sus “cuates” (amigos) intercambiaran chumpas (chaquetas), tenis (zapatos deportivos), pantalones, playeras (camisetas ['remeras', en Argentina] y cualquier otra prenda. Sin embargo, una de sus debilidades era que cuando miraba alguna pieza de ropa de [buena] marca y le gustaba, exclamaba: “Esa tiene que ser mía”, y luego buscaba la manera de “tranzarla” ('hacerse con ella'), por otras de él, cuenta “Frijolón”, Jorge De León.

Uno de los ejemplos que muestran el sarcasmo, y a la vez el espíritu bromista de la luminaria, sucedió cuando “Frijolón” descubrió que Edgar Ricardo era el que siempre le hacía nudos a su suéter. Un día de esos, Samayoa llevó una 'chumpa' del equipo de los Lakers, de la NBA, y el cantautor quedó maravillado, porque ese equipo era su favorito, y además le contaron que la prenda era original. “Tiene que ser mía”, dijo.

De inmediato inició el “trance”, y ofreció varias cosas a cambio, lo cual fue aceptado por Samayoa. Al día siguiente, cuando se vieron nuevamente, se llevó una desagradable sorpresa. Samayoa lucía una igual a la que le había dado, porque no era cierto que se la hubieran traído de Estados Unidos, sino que eran fabricadas por un sastre que vivía en la Primero de Julio, zona 5 de Mixco, a pocos kilómetros del centro de la capital guatemalteca.

2 comentarios:

sandra dijo...

Cuando se tiene fe todo se puede en la vida..y sus metas fueron bien centradas y logro y vencio
La vida de este estudiante que logro sus metas con una guitarra y estilo bohemio es la inspiracion a muchos que quieran seguir sus pasos en la musica el que busca encuentra lo mas importante en EL es no haver perdido su personalidad y no haber olvidado sus comiensos.

Anónimo dijo...

Un simple gracias, aunque no se ponga el link, no vendria mal, puesto que es trabajo de varios meses. El copiar y pegar no te lleva más de 5 minutos.

La biografia completa, detallada, no copiada y pegada, de Ricardo Arjona solamente en BLOGARJONA, la Web no Oficial de Ricardo Arjona